Algunas veces también hay que apoyar y defender declaraciones como las que ha realizado D. Miguel Afan de Ribera Ybarra (Secretario General de ASAJA-Sevilla), en el diario ABC de Sevilla del día 01-02-2010, en la que comunica que este gobierno no atiende al sector de la agricultura y que como bien dice depende buena parte de la alimentación de los españoles.
Ya está bien de que tanto Gobierno, Ministerios, Junta de Andalucía, Consejerías, etc... no sean capaces de apoyar un sector que es importantísimo en un país y que, parte de un porcentaje elevado de familias, dependan de dicho sector y no le den la importancia que se merece, pasando por el lado de nuestros políticos y como si nada, y no sean capaces de resolver los problemas del campo, ni en la época de los fenicios, griegos, romanos, etc... pasaban estas cosas.
Paso a poner las declaraciones de D. Miguel Afan de Ribera Ybarra del Diario ABC de Sevilla.
Medio millón de agricultores y ganaderos de toda España demandaron el pasado 21 de noviembre en Madrid la atención del Gobierno para encontrar soluciones a la ruina del campo. Fue una manifestación histórica, probablemente la mayor que se haya vivido nunca en el campo español. Participaron agricultores y ganaderos de todas las provincias y todos los sectores, porque desgraciadamente no hay un solo cultivo ni un solo sector que se salve. Pese a la contundencia de la protesta, la respuesta institucional ha sido muy tibia. El presidente del Gobierno sigue sin prestar atención a este sector capital para nuestro país del que depende buena parte de la alimentación de los españoles, muchos puestos de trabajo y la conservación de más del 80% del territorio, razones de peso para cualquiera menos para el presidente Zapatero que ni siquiera ha contemplado al sector agrario en la pregonada Ley de Desarrollo Económico Sostenible, una prueba más de que es sector no figura entre las prioridades del Gobierno Central, pero tampoco entre las del autonómico, puesto que éste debería haber intercedido para que la agricultura figurase también en la Ley, pocos sectores hay en la economía española más sostenibles que este.
Por su parte el secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu, un «titiritero» de la política que hasta el día previo a la manifestación estuvo negando en todas sus declaraciones públicas la crisis del campo, es pródigo en declaraciones pomposas, vagas y retóricas, pero no aporta soluciones y actúa de espaldas a los agricultores y a las organizaciones agrarias, tal como ha hecho recientemente al enviar a Bruselas un documento de reflexión sobre la PAC sin un estudio de impacto y sin contrastar previamente con nadie, cuestionando la legitimidad de las ayudas históricas que Bruselas impuso en la reforma de 2003-04 con la aquiescencia de los dos grandes partidos políticos nacionales, PP y PSOE. Mal empieza para la agricultura la tan cacareada Presidencia Española de la Unión Europea.
Pese al bombo que se le está dando a la Presidencia Española el Ministerio de «los Medios», como se ha dado en llamar al desaparecido Ministerio de Agricultura, está en Bruselas de comparsa, mientras que aquí en España utiliza la vieja práctica de echar balones fuera, siguiendo el ejemplo del presidente Zapatero. Ante la caída de más de un 50% del precio del aceite tanto el secretario de Estado como la consejera de Agricultura vuelven al tópico y a la simplificación absurda, y apuntan a la falta de unión de los agricultores y a la dispersión e la oferta frente a la concentración de la demanda. Cuando saben que el problema es otro, el problema del aceite y de otros sectores es su falta de competitividad, el 80% del olivar andaluz, por sus altos costes estructurales, por la ridícula dimensión de sus explotaciones no es competitivo, hasta el punto de que muchos de los propietarios de ese olivar viven de otras profesiones y tienen este cultivo como un mero complemento de renta. Tanto Puxeu como Aguilera saben que es necesario reconvertir, modernizar y profesionalizar esas explotaciones, pero prefieren apuntar para otro lado. Tal como hacen también con el agua. Son perfectamente conscientes de que con nuestro clima la única agricultura con futuro es la de regadío y sin embargo, ni el Sr. Puxeu, que tras la fusión de los antiguos ministerios de Agricultura y Medio Ambiente es también el máximo responsable nacional en temas de agua, ni la consejera andaluza de Agricultura, trabajan para incrementar la oferta ni para modernizar el regadío andaluz, empezando por la modernización del sistema de riego del arroz, probablemente la obra más necesaria y urgente de cuantas están pendientes en Andalucía.
En el caso de la consejera de Agricultura la situación es aún más grave, pues en Andalucía se ha producido un trasvase de poder en política hidráulica y se está fijando un nuevo escenario (Ley de Aguas de Andalucía) al que la titular andaluza de Agricultura parece totalmente ajena, pese a que el sector agrario necesita para producir casi el 80% del agua almacenada en nuestros embalses, pese a ello, no vemos que la consejera de Agricultura se implique en las decisiones de la Agencia Andaluza del Agua, ni en la propia Ley Andaluza del Agua, ni en los problemas que ésta plantea a los agricultores, ni en los problemas heredados por la Agencia de la anterior Confederación y que son un sinvivir constante para los regantes, sean titulares de pozos, de embalses o de comunidades de regantes. Parece que el regadío no interesa a la consejera, pese a contar en su organigrama con una dirección General de Regadíos.
Tampoco preocupan las infraestructuras del campo andaluz, que son absolutamente tercermundistas y suponen un freno para el desarrollo de la agricultura o de cualquier otra actividad económica en el mundo rural.
En definitiva, existe una realidad agraria en Andalucía que está en la UVI, y otra percepción política sobre la agricultura andaluza que no termina de diagnosticar la gravedad de enfermo y lo trata con «aspirina», cuando el campo andaluz necesita una intervención quirúrgica integral y urgente.
Si Andalucía quiere un sector agrario potente y creador de empleo las ayudas de la PAC son imprescindibles, si la PAC se difumina o desaparece el sector agrario muere y Andalucía será un desierto sin remisión. La Presidencia Española, con sus contradicciones respecto a sus objetivos agrarios, no sale de la mediocridad, por lo que de poco va a servir para nuestro futuro, salvo que se produzca un cambio drástico en los planteamientos en la línea que hemos apuntado.
Resulta significativo, que Europa no haya podido hacer frente con alimentos a la emergencia del pueblo haitiano. El proceso de desmantelamiento de la PAC ha dejado a cero los almacenes de la intervención, como la ministra Espinosa ha reconocido. La falta de reservas alimenticias supone ya una amenaza real para la propia Unión Europea.
Si las autoridades que nos Gobiernan no son capaces de defender a los agricultores españoles ni a los intereses de nuestro país es mejor que se marchen y dejen a otros que si sepan hacerlo.